La canción más abiertamente autobiográfica que alguna vez escribió Dylan, apunta a su esposa en ese entonces separada de él.
SARA (SARA)
Me recosté sobre una duna, miré al cielo
Cuando los niños eran bebés y jugaban en la playa
Aparecías detrás mío, te veía ir por ahí
Estabas siempre tan cerca y aún a mi alcance
Sara, Sara
Qué te hizo cambiar de opinión?
Sara, Sara
Tan fácil de contemplar, tan dura de definir
Aún puedo verlos jugar con sus baldes en la arena
Corrían hacia el agua para llenar sus cántaros
Todavía puedo ver los caracoles cayendo de sus manos
En tanto se seguían unos a otros bajando la colina
Sara, Sara
Dulce ángel virgen, dulce amor de mi vida
Sara, Sara
Joya radiante, esposa mística
Durmiendo en el bosque en torno a una fogata en la noche
Bebiendo ron blanco en un bar portugués
Ellos jugando a la pídola y escuchando el cuento de Blanca Nieves
Tú en el mercado en Savanna-la-Mar
Sara, Sara
Todo está tan claro, nunca podría olvidar
Sara, Sara
Que amarte es lo único que nunca lamentaré
Todavía puedo escuchar los sonidos de aquellas campanas Metodistas
Me había purificado y justamente lo logré
Quedándome por días en el Hotel Chelsea
Escribiendo “Dama Ojos Tristes de las Tierras Bajas” para ti
Sara, Sara
Donde quiera que viajemos nunca estaremos separados
Sara, oh Sara
Bella dama, tan querida para mi corazón
Cómo fue que te conocí? No lo sé
Un mensajero me metió en una tormenta tropical
Estabas ahí en el invierno, luz de luna sobre la nieve
Y sobre la callejuela Lily Pond, cuando el clima era cálido
Sara, oh Sara
Esfinge de escorpión en vestida de calicó
Sara, Sara
Debes perdonar mi indignidad
Ahora la playa está desierta salvo por algunas algas
Y un pedazo de un viejo barco que yace en la orilla
Siempre respondiste cuando necesité tu ayuda
Me diste un mapa y una llave para tu puerta
Sara, oh Sara
Ninfa glamorosa con arco y flecha
Sara, oh Sara
Nunca me dejes, nunca te vayas
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