En el transcurso de los salvajes años ochenta, Dylan suelta un poderoso aullido de desesperación, su más fina canción de la época. Cuando él afirma “Tranquilo, nene, no hay nada que valga la pena robar aquí”, es el graznido nocturno zen de un sabio de pensión de mala muerte. Además, nos muestra un vídeo donde intenta bailar con coreografía. El tipo tenía un montón de locas ideas en aquellos días. (Revista Rolling Stone)
ESTRECHAMENTE CONECTADA A MI CORAZÓN (TIGHT CONNECTION TO MY HEART)
Bueno, tenía que moverme rápido
Y no podía, contigo alrededor de mi cuello
Dije que te mandaría buscar y lo hice
Qué esperabas?
Mis manos están sudando
Y ni siquiera hemos comenzado aún.
Continuaré con la charada
Hasta que pueda pensar cómo liberarme
Sé que todo fue una gran broma
Cualquier cosa que haya sido
Algún día tal vez
Me acordaré de no pensar en ella.
Voy a traer mi abrigo
Siento el aliento de una tormenta
Hay algo que tengo que hacer esta noche
Entra a casa y mantente caliente.
Alguien ha visto a mi amor
Alguien ha visto a mi amor
Alguien ha visto a mi amor
No lo sé
Alguien ha visto a mi amor?
Quieres hablarme
Pues vamos y habla
Cualquier cosa que tengas que decirme
No me impresionará
Debo ser culpable de algo
Simplemente debes susurrarlo a mi oído.
Madama Butterfly
Me adormecía
En una ciudad sin piedad
Donde el agua corre profundamente
Ella dijo, “Tranquilo, nene,
No hay nada que valga la pena robar aquí”.
Eres la persona que he estado buscando
Eres la persona que tiene la llave
Pero no puedo estimar si soy demasiado bueno para ti
O si tu eres demasiada buena para mi.
Alguien ha visto a mi amor
Alguien ha visto a mi amor
Alguien ha visto a mi amor
No lo sé
Alguien ha visto a mi amor?
Nadie me muestra ninguna luz esta noche
Y no se ve la luna
Sólo hay un cantante apasionado
Cantando “Memphis en Junio”
Mientras están sacando el demonio de un tipo
Que lleva puesta una peluca color azul pálido.
Mas tarde se le disparará
Por resistirse al arresto
Puedo aún escuchar su voz gritando
En el bosque
Lo que parece grande a la distancia
De cerca nunca es así de grande.
Nunca pude habituarme a beber esa sangre
Y decir que es vino
Nunca pude habituarme a abrazarte, amor
Y decir que eres mía.
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